Época: Reconquista
Inicio: Año 1085
Fin: Año 1500




Comentario

La conquista cristiana y el avance de la frontera hacia el sur hacen que Madrid deje de ser un punto importante sólo en términos estratégicos para pasar a ser un núcleo vital para repoblar los territorios conquistados.Alfonso VII y Alfonso VIII conceden fueros a sus habitantes, al tiempo que se desarrollan la agricultura, la industria (sobre todo textil y cuero) y el comercio (a cargo fundamentalmente de judíos de origen andalusí). Pronto se vio que para procurar agua a la creciente población era necesario construir un nuevo sistema de abastecimiento, pues el arroyo Matrice era insuficiente. Así se construyó un sistema de galerías que conectaba manantiales y fuentes con la población, sistema que perduró hasta la entrada del Canal de Isabel II en 1858.También el crecimiento demográfico provocó la creación de arrabales extramuros, poco después incorporados a la ciudad.
La entrada de Alfonso VI en Madrid se sitúa entre los años 1080-1090, viniendo de dicho asalto el sobrenombre de "gatos" con que se conoce a los madrileños, por cómo trepaban por las murallas los soldados. Al igual que sucedió en Toledo, las comunidades judía y morisca no fueron expulsadas, sino reagrupadas en torno a las Vistillas, donde antes estaban los cristianos, continuando la pacífica convivencia entre las tres culturas. De esta época hablan también las leyendas, sobre una imagen de la Virgen en la muralla exterior, en el año 1085; esta imagen es la virgen de la Almudena, actual patrona de Madrid. También en esos años, concretamente en el 1082, nace San Isidro, patrón de la villa y devoto de la virgen de la Almudena.

A raíz de la conquista, Madrid quedó definitivamente en la zona de influencia cristiana, cumpliendo el Alcázar misiones de residencia real ocasional de los reyes de Castilla cuando éstos acudían a cazar en los bosques que la rodeaban. Campos de trigo, cebada y viñedos que, junto con las huertas árabes, aumentaron la actividad comercial de la villa.

A comienzos del siglo XII, tras morir Alfonso VI, Alí ben Yusuf, rey almorávide, atacó y conquistó nuevamente el alfoz, la muralla exterior y la medina, pero el Alcázar, defendido por la muralla interior, resistió el ataque y, tras una peste que los diezmó, los árabes volvieron a Sevilla. En el siglo XII, el rey Alfonso VII otorgó a la ciudad la Carta de Otorgamiento, primer paso para el futuro Fuero, concedido en 1202. Es durante su reinado cuando Madrid inició un progresivo crecimiento, en dirección a la actual calle Arenal, dejando a judíos, árabes y moriscos entre dos grandes núcleos de población cristiana; a mediados del siglo XII se amplió la muralla, abarcando los arrabales y la antigua medina.

El siglo XIII nació con la concesión del Fuero a la ciudad, privilegios y franquicias que fueron aumentando con el paso de los siglos. El Fuero permitió disfrutar de las tierras y montes de Madrid, abarcando, incluso, una parte de la Sierra. Es en este siglo cuando se comenzó a conocer a la urbe como "villa del oso y el madroño", dada la abundancia de ambos. La documentación recuperada informa de un cargo de "Justicia Mayor de Madrid", antecedente de los corregidores y alcaldes. En la primera mitad del siglo XIII se produjo la instalación y construcción de monasterios en la villa de las órdenes religiosas; así, San Francisco en 1217 y Santo Domingo un año después, fundaron sus respectivos monasterios.

En el siglo XIV se celebraron las primeras Cortes y, hacia el año 1350, Alfonso XI otorgó una cédula, considerada como el origen del Ayuntamiento de Madrid. Desde el siglo anterior, Madrid había alojado esporádicamente a varios monarcas de la dinastía Trastámara, quienes llevaron a cabo construcciones como el Palacio de El Pardo, bajo reinado de Enrique III. Juan II y Enrique IV también residieron por algún tiempo, pero más que lugar o centro político era un sitio de recreo, destinado especialmente a la caza. Hasta ese momento, la urbe era sólo una pequeña población castellana de labriegos, artesanos y comerciantes que rondaban quizás los diez mil habitantes.

En el siglo XV la villa fue reconocida como ciudad con representación en Cortes y, en 1463, se la concedieron privilegios gracias a su mercado semanal y a las Ferias de San Miguel y San Mateo. A finales del siglo XV, en tiempos de los Reyes Católicos, su población rondaba los doce mil habitantes y su importancia política se iba acrecentando gracias a la estratégica posición en el centro peninsular.